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OPINION: ¿Estamos presenciando el nuevo orden mundial?




Sobre el Orden Mundial se dicen muchas cosas, incluso se ha hablado de sectas o cultos que llevan el nombre y se relacionan con individuos o familias con el poder suficiente para establecer nuevas reglas en el mundo. Sin embargo, por mi entrenamiento médico, me encuentro obligada a utilizar la observación como una de mis armas más importantes para formarme una opinión objetiva sobre un tema. La observación de los acontecimientos mundiales me ha llevado a conclusiones empíricas que deseo compartir con ustedes en este artículo.

Según mis datos históricos empíricos, lo digo así ya que no tengo datos concretos que me ayuden a avalar mis opiniones, por el contrario, son una recopilación de una amplia gama de información a la que he tenido acceso a medida que van ocurriendo los hechos. A mi criterio todo inicia con la aparición de Donald Trump y su personalidad autoritaria, quien pensaba al principio que, al ser presidente de una de las potencias mundiales más importantes, automáticamente se convertía en el dueño del mundo, tratando de manejar la economía de su país y de los países que dependemos de ella de la misma forma que lo hace con sus empresas y que tiene más características en común con un dictador que con un exitoso empresario.

Al tomar posesión de la silla y encontrarse con que su nueva “empresa” se encontraba en un retraso importante en cuanto a evolución, gracias a la famosa “War on Drugs” lo que en español se traduce a la Guerra contra el Narcotráfico, donde apresan a jóvenes y los obligan a cumplir condenas largas por cuestiones legales que en estos momentos del siglo en el que nos encontramos, a algunos seres humanos nos parecen retrogradas y hasta cavernícolas. Tomemos el ejemplo de varios norteamericanos en edad fértil acusados y procesados por posesión de cantidades de marihuana consideradas de uso personal. Este acto no solo retrasa en gran medida el avance de los jóvenes, ya que al salir de prisión después de tantos años, se encuentran ya en una edad avanzada, donde iniciar una vida económica productiva es muy difícil. Sin mencionar los antecedentes penales por posesión, que dificultan aún más las posibilidades de reintegración exitosa a la sociedad.

Esto no solo afecta al individuo como persona. Si nos ponemos a pensar en que al mismo procedimiento están sometidos grandes cantidades de jóvenes, logramos observar que muchas generaciones han sido destrozadas, y se les ha quitado la oportunidad de hacer avanzar a la sociedad. Lo que pudo haber tomado una sola generación, ahora nos toma hasta tres o cuatro generaciones para completarlo. Al final, la pérdida del tiempo de los estadounidenses, no solo repercute en su país, si no, en el mundo entero.

Ahora, en el año 2019, después de ser una potencia mundial, nos encontramos con un Estados Unidos completamente atrasado, con una deuda social de muchas generaciones truncadas. ¿Pero qué sucede? En vez de impulsar a sus jóvenes a avanzar y lograr posicionarse a la par de otros países, lo que vemos es a un Donald Trump enojado de no encontrar al país grandioso que se había imaginado (he ahí la frase de “Make America Great Again” lo que en español se traduce a “Volvamos grande a Norteamérica nuevamente”), y decide mantener su posición mundial sea como sea, aunque eso signifique la fuerza. Para lograr su objetivo, se propone detener a los países que no han perdido tiempo y se han dedicado a evolucionar más que Estados Unidos, por ejemplo, China.

Entonces tenemos a China, sin importar el sistema social del país, lograron avanzar lo suficiente como para introducir tecnología de punta reproducible a larga escala para el uso mundial e introducen los nuevos celulares con cámaras sofisticadas y una red 5G que provoca la ira del ya impotente Estados Unidos, haciendo estallar en una guerra cibernética declarada por Trump al colocar a la compañía Huawei en su lista negra nacional, obligando a Google y otras empresas importantes a desligarse de ella.

A simple vista, todo parece inofensivo, pero a medida que avanza la guerra cibernética, observamos que cada vez se producen menos acciones por la Internet y rápidamente se traslada a la vida real obligando a todos los habitantes del planeta a tomar lados y demostrándole al mundo que a Trump no le interesa que la especie evolucione si el comienzo no es por Estados Unidos.

Repentinamente en el mundo se empiezan a observar cambios en la forma de pensar de los seres humanos, nos comienza a invadir un sentimiento de Justicia mundial inexplicable. Inician protestas masivas por distintas razones en muchos países: Honduras se levanta con maestros y médicos a la cabeza, Nicaragua y Venezuela intensifican sus luchas, Francia protesta con chalecos amarillos, Chile desea mejor educación pública y los maestros salen a las calles a exigirla, y así sucesivamente. Inmediatamente, un sentimiento en colectivo nos inunda a los humanos e iniciamos un camino destinado a cambiar el mundo, guiados por una fuerza mayor que sin darnos cuenta, nos hala, nos orienta y hasta nos obliga a rebelarnos en nuestros diferentes países, gritando al unísono una palabra que se esconde detrás de todas las exigencias y es la justicia.

La justicia nos impulsa, nos lleva a lugares desconocidos únicamente para satisfacer esa necesidad imperiosa que se apodera de nuestros cuerpos terrestres y nos obliga, nos demanda, y nos pide a gritos actuar.

Durante mis ratos libres, analizo al mundo y veo como todos nos estamos organizando de maneras en la que únicamente la evolución puede lograr hacer y salta a la luz un nuevo camino que me lleva a pensar en el cambio, no solo de una generación a otra, más bien pareciera que este cambio se da desde una era a otra. No sabría explicar si esta era será digital o qué nombre podríamos darle aún, pero de lo que no cabe duda es que las redes sociales han tenido un papel importantísimo para el nuevo orden mundial.

El acceso al internet, nos ha creado una tela de araña cibernética en donde todos nos encontramos conectados y en sintonía, por lo que nos facilita comparar buenas y malas prácticas entre nuestros países y nos han permitido florecer todos los valores con los que venimos programados desde el nacimiento.

Lo curioso de todo esto es ver el proceso evolutivo de nuestra especie. La manera en la que la evolución nos obliga a impulsarnos, en contra de cualquiera que quiera detenerla. Visto desde otro punto, en el planeta se enciende una llama de guerra que se dispersa muy fácilmente a través del internet y que nos envía el mensaje del nuevo orden mundial: “los países del mundo deberán aprender a trabajar juntos o esta vez desaparecerán, ya no hay más perdón para los corruptos, la evolución se ha retrasado demasiado y ustedes son culpables por lo que deberá haber destrucción, pero no destrucción material, si no, de ideologías y pensamientos que ya no tienen cabida en el mundo actual”.

A corto plazo, mis pobres proyecciones empíricas me dicen que en menos de 5 años, veremos muchos gobiernos, tanto democráticos como socialistas, caer. Presiento que veremos constituciones cambiadas, sistemas sociales reformados, las democracias podrían dejar de ser una utopía y convertirse en realidad. La religión, medicina, educación, música, deportes, minería, y todos los elementos que necesitamos para avanzar, sufrirán cambios excepcionales y dejaremos atrás muy rápidamente al sistema mundial corrupto que hoy conocemos.

Los humanos debemos abrir los ojos y estar atentos al día a día a lo que sucede a nivel mundial ya que estamos viviendo una parte de la historia que no todas las generaciones tienen el privilegio de presenciar. Todos los días ocurren cambios importantes que nos acercan cada vez mas a nuestro objetivo evolutivo, ser la “súper” especie a la que estamos destinados, pero todo nuevo inicio también debe tener un nuevo orden. Se trata del nuevo orden mundial.

Dra. Jihan Simón H.

San Pedro Sula, Honduras

Junio 17, 2019

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