
En 1882 se creó la Facultad de Medicina y Cirugía en la ciudad de Tegucigalpa gracias a la visión del Dr. Marco Aurelio Soto, quien vio la necesidad imperiosa de formar profesionales de la salud en nuestro país. La Facultad de Medicina ha sido intencionalmente cerrada en múltiples ocasiones y estos siempre han sido consecuencia de la problemática política del país. Primero, de 1890 a 1894, los estudiantes de Medicina debieron abandonar las aulas para incorporarse a las brigadas nacionales de vacunación contra la Viruela, que en ese momento estaba devastando a Honduras. Después, esos mismos estudiantes se unieron a la Guerra Civil contra el Presidente Ponciano Leiva para atender a los soldados heridos.
Luego En 1903, el General Manuel Bonilla al ser gobernante de Honduras, ordenó que se alojaran prostituas en una de las alas del edificio, por lo que los estudiantes de medicina y sus maestros Médicos protestaron esta acción, y el despota ordenó su cierre durante 7 años hasta 1910, tiempo que pudo haber sido utilizado para la formación de muchas generaciones de médicos. Pero cuando uno es martillo, todos los problemas le parecen clavos, y de Bonilla no se esperaba más ya que no tenía la capacidad intelectual para darse cuenta de la importancia de la ciencia.
Posteriormente fue cerrada nuevamente en 1944 debido a incidentes entre el Gobierno y la Federación de Estudiantes, pero pronto se reestablecieron sus actividades.
Durante los años 2000, la facultad de Medicina y Cirugía ha cerrado tantas veces, que nisiquiera es posible determinar el numero exacto sin hacer una investigación exhaustiva, pero en resumen, han sido innumerables y siempre por problemas políticos: ya sea la falta de pago, las carencias, la incapacidad del gobierno para dejar de robarle la educación a su población, entre miles de otras excusas que se puedan nombrar con el único fin de atrasar la evolución científica del país.
Ahora, en el año 2020, después de 138 años de formar médicos en las aguas mas turbias que puedan existir en toda latinoamerica, el Consejo Nacional Anticorrupcion (CNA) ha puesto al descubierto la evidencia que el Estado de Honduras, adquirió casi 800,000 mil mascarillas sabiendo perfectamente que sus indicaciones NO eran para uso médico, y aun así, las distribuyó masivamente a los principales hospitales y centros asistenciales de todo el país, sacándolas de sus empaques para que el personal de salud no se diera cuenta de que sus vidas estaban en riesgo. El resultado de este macabro y premeditado acto es el asesinato de 15 médicos y 10 enfermeras hasta el momento.

Imagen extraída del VII reporte del CNA Honduras: "La Corrupción En Tiempos De COVID-19" (click aqui para leer el reporte completo).
Cada uno de estos médicos tenía al menos 20 años de experiencia en sus carreras, y cada paciente, cada artículo escrito, cada consejo que ellos daban, no solo sumaba a la salud de los hondureños, si no, también sumaba a la evolución de la humanidad. Cada uno de ellos pudo haber vivido y sido productivo para la sociedad al menos 10 a 20 años más, por lo que si sacamos la cuenta, el estado de Honduras ha decidido privarnos de 150 a 300 años de evolución científica, no solo a los hondureños, si no, que a la humanidad ya que nuestros médicos formados en Honduras también se encuentran sirviendo a países aliados como Mexico, Guatemala, Chile, España, Alemania, Francia, Suecia, Gran Bretaña, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros.
Los médicos que los hondureños tienen son extremadamente buenos y uno de nuestros principales recursos de exportación. La peor parte de esto es que, solo es el inicio. En el MEJOR de los casos, si Honduras sobrevive a la pandemia, sera en la edad de piedra y volviendo a ser atendidos por las parteras, curanderos y tomando té de canela y manzanilla para curar el cancer. Se calcula empíricamente que la cantidad de años que perderemos de ciencia en el país, podrían ser de 1,000 a 2,000.
Honduras por los momentos, no parece tener futuro, ni científico, ni económico y mucho menos social.
Dedicado a mis maestros, amigos, colegas y segunda familia, quienes han sido asesinados por el Estado de Honduras durante la Pandemia del Coronavirus 2020, especialmente al Dr. Alexis Reyes.
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